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El departamento de 500m² interiores, ubicado en la zona poniente de la ciudad de México, está distribuido en dos zonas, privada y pública, conectadas a través de un vestíbulo que hace también la función de distribuidor general entre estas dos zonas. Este vestíbulo está pintado con un color rojo quemado que le da potencia a la entrada y va desapareciendo hasta llegar a ambientes de colores suaves, maderas de nogal americano y piedras calizas, siendo éstos los materiales principales de todos los espacios.

En el diseño del baño de la recámara principal se integraron las vistas exteriores de una de las tres terrazas como remates visuales, el uso de maderas oscuras y tonalidades grises en puertas de cristal y mármoles, contrastan con el color claro en muros y duela.

La sala-comedor están flanqueadas por una lambrín de marimba de madera de nogal, que da continuidad al espacio, al mismo tiempo que hace imperceptibles los accesos que hay dentro de él a distintos espacios de servicio y áreas de estar, la integración del arte, incluso del mobiliario en si como una pieza más, le dan un toque de elegancia. El uso de una gama de tonalidades neutras se ve acentuada con algunos toques de color.

La integración de la iluminación con la arquitectura enfatiza algunos espacios, creando acentos, matices y sensación de ligereza en algunos elementos. Las terrazas siguen el mismo concepto del interior, creando contrastes por medio de las texturas y colores de los materiales, la densa vegetación integrada al espacio sirve de remate visual para distintas zonas del departamento.

El toilet revestido en duela de madera crea un espacio acogedor, el diseño ligero del lavabo resalta con las vetas del mármol blanco calacata, la iluminación, al igual que en el resto de los espacios, juega un papel primordial.