Nota por: Tatiana Alcázar Carrasco
Texto por: Tatiana Alcázar Carrasco
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), son el conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Es un llamamiento a “diseñar un mundo mejor”.
La demanda cada vez mayor de recursos por parte de una población creciente está poniendo una enorme presión sobre el planeta y amenaza nuestra seguridad futura, la salud y el bienestar. Aproximadamente siete mil millones de personas desean hoy una vida buena y segura lo que implica el consumo de productos y servicios. La Organización de las Naciones Unidas predice que si la población mundial alcanza los 9.600 millones de habitantes en 2050, la gente necesitará el equivalente a casi tres planetas para satisfacer su demanda de consumo.
Las consecuencias de estas tendencias de consumo son claras: el aumento de los residuos, el desperdició de materiales que se vierten en el medio ambiente, el calentamiento global y el agotamiento de la biodiversidad y los ecosistemas.
Los desafíos para detener el calentamiento global y que el mayor número posible de personas sea partícipe de la prosperidad, implica cambiar la forma en que diseñamos los productos y servicios:
- diseñar eficientando recursos es decir, creando más con menos recursos
- diseñar con principios circulares, fomentando el uso múltiple de los artículos de alta calidad
- diseñar para el cambio social y la igualdad, fomentando un consumo inteligente, justo y moderado
Los diseñadores y desarrolladores tienen una responsabilidad especial en la consecución de los ODS puesto que son capaces de cambiar la visión y las actitudes de las personas con respecto a los productos y servicios que consumen.
El diseño para un mundo mejor es la traducción de los ODS en un mundo en que los productos, infraestructura y servicios sean sostenibles. Un ejemplo de ello es el diseño para una sociedad circular donde los bienes y servicios sólo son sostenibles si permiten su uso continuo, su reutilización o su reciclaje.
El diseño puede contribuir a la transformación hacia una economía sostenible y convertirse en un agente de cambio rumbo a un mundo resiliente y regenerativo. Un futuro en el que nos acercamos a las necesidades de las personas y buscamos sumar beneficios no solo a la cuenta de resultados, sino, también, al planeta en el que vivimos.