Proyecto Casa Erasto
Arquitectura Vertebral
Colaboradores José Cherem, Moises Miserachi
Ubicación Ciudad de México, México
Fotografía Studio Chirika
Año 2019
Casa Erasto se construye en un terreno a un lado del Bosque de Chapultepec; nos imaginamos la casa como una extensión de él. Un perímetro de helecho y bambú difuminan los limites del predio logrando integrarlo con el bosque. Si se observara desde arriba, el bosque y la casa se percibirían como un jardín continuo. La vegetación que algún día fue desplazada, se remonta ahora entre y sobre la casa, mitigando su mancha urbana e incrementando las áreas verdes de la ciudad.
La estructura, un núcleo de concreto de 6×6 metros que inicia desde los cimientos y se eleva tres niveles. En éste se ubican todas las instalaciones verticales y horizontales, las escaleras y las zonas más privadas de la casa; el núcleo se podría considerar como la casa en sí. El resto de los espacios interiores son terrazas rodeadas de vidrio que emergen y flotan a partir del núcleo, en estos espacios se encuentran las áreas que requieren de mayor luz, apertura e interacción con la vegetación que envuelve la residencia.
Casa Erasto redefine la idea de lujo. El lujo en las ciudades del siglo XXI significa tener acceso a la tranquilidad, a un paisaje con vegetación, a sentir la grandeza en espacios compactos y eficientes que abren largas vistas hacia la naturaleza.
El acceso a la casa comienza a través de una pesada puerta de madera que se abre hacia una ligera rampa obscura, contenida por una techumbre de acero y un piso de recinto volcánico negro que conduce la mirada y la detiene al fondo del predio donde una jacaranda se ilumina.
La casa se carga únicamente por el núcleo, liberando todas sus esquinas y permitiendo la mayor apertura posible. La planta baja, el área pública del hogar, se genera bajo una imponente losa de concreto, donde el flujo entre el jardín, la biblioteca, la sala, el comedor y la cocina, es continuo.
Los dos siguientes niveles son habitaciones que se asoman y flotan entre las copas de los árboles, donde las vistas se alargan fundiéndose con el bosque sin sacrificar la privacidad del interior que se genera a través de cortinas de jazmín y terrazas ajardinadas. En la azotea, un perímetro de vegetación rodea una pérgola de madera, donde bajo su sombra, se extienden las vistas hacia la ciudad.