La familia Hernández está conformada por cuatro generaciones activas en la artesanía. Todo comenzó con Pascual Hernández León, quien hasta la fecha con 100 años de edad realiza jarros pulqueros. Le siguió Juan Hernández Cajero, quien a sus 71 años se sigue dedicando a desarrollar piezas de dos a tres metros de altura, desde soles y lunas, hasta árboles de la vida. Posteriormente Juan Hernández Arzaluz introdujo el arte en miniatura, creando piezas desde 2 cm; hoy en día sus hijos incursionan en la joyería, ya que tienen el objetivo de diseñar productos que puedan portar hombres y mujeres en dijes, pulseras, aretes o gargantillas.